Cuando el adolescente no colabora, más que poner la culpa en él y describirlo como "resistente" – etiqueta que no ayuda en nada – es preferible buscar las razones de por qué eso sucede. Para eso necesitamos analizar funcionalmente estos comportamientos.
Primero hay que describir cuáles son las conductas "poco colaborativas" del adolescente. Por ejemplo: "quedarse callado durante la sesión" o contestar "no sé, me da lo mismo". También necesitamos definir qué pasa antes de que se comporte de esta forma (antecedentes) y cómo yo, psicólogo, reacciono (consecuencias).
Al inicio del tratamiento psicológico, es común que estos comportamientos sean emitidos para evitar una situación desagradable (en este caso, la terapia), especialmente si vienen obligados por otros adultos. Es decir, se comportan de forma "resistente" o "poco colaborativa" para evitar que lo obliguen a hacer algo o que le digan lo que tienen que hacer.
Si ese fuera el caso, habría que transformar la función que tiene la terapia para ese adolescente, es decir, lograr que deje de ver la terapia como algo malo (esto es, que tenga función aversiva) y lograr que vea un beneficio en ella (pasar a tener función apetitiva).
Para eso, podrían haber algunas cosas útiles:
Podríamos empezar, por ejemplo, validando lo que él está sintiendo: "Me imagino que debe ser una lata para ti estar aquí"/"Entiendo que preferirías estar haciendo otra cosa que estar acá". "¿Te gustaría contarme cómo es para ti tener que venir obligado? A mí me daría mucha rabia si estuviera en tu lugar".
Luego, necesitaríamos, de a poco, encontrar un motivo de consulta que sea DE ÉL (o de ella). No de su papá ni de su colegio, ya que si le imponemos lo que creemos que tiene que trabajar, las chances son altas de que aparezcan más conductas "poco colaborativas".
En este sentido, podríamos decirle que no estamos al servicio de sus papás, ni del colegio y que odiaríamos que la terapia se tratara de imponerle algo. Algo así como: "Estoy acá para ti si quieres mi ayuda en algo. No te voy a obligar a nada ni decirte lo que tienes que hacer".
Podríamos preguntarle si quiere contar por qué los padres (o el colegio) lo están obligando a ir a terapia y decirle que nos importa más su visión sobre el problema que la de los demás, por ejemplo "Tus padres podrán decir muchas cosas y quizás algunas sean ciertas otras no. Más que lo que ellos digan, a mí me interesa saber qué piensas tú o cómo ves tú las cosas".
Otra opción es explicarles cuál es nuestra labor como psicoterapeutas, algo como: "Yo no hago eso de decirte lo que tienes que hacer ni cómo tienes que vivir tu vida. Yo estoy aquí para que tu vida vaya como tú quieras, que sea importante y significativa para ti. Estoy aquí para ayudarte en lo que tú pienses que pueda ser de ayuda para ti".
Finalmente, debemos considerar que mientras el adolescente nos esté viendo como alguien que está en el mismo bando de los padres y/o otros adultos que lo han criticado, juzgado no es útil intentar fijar objetivos terapéuticos ya que claramente se va a "oponer" y no va a funcionar.
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